martes, 30 de septiembre de 2008

viernes, 26 de septiembre de 2008

Poema: Pasajera del viento norte.

Pasajera del viento norte
ajena al deleite que patrocino
si ya es amor lo que tu nombre alcanza
atiende lo que mi corazòn llama.

Aùn te busco en mis sueños
amor que agita voluntades
si supieras lo que en ti gano al verte
perderìa lo poco que en mì fuiste.

Pero aùn pesa lo que arrastro
amor de cañada incierta
no me obligues a buscarte en mis ojos
en barcos que supieron de leyendas.

Deja que levante las calles
para encontrarte roja y vencida
y si he de romper piedras que te sueñen
despertarè justo para quererte.

Luis Màrquez Prado.

lunes, 22 de septiembre de 2008

Poema: Si estuvieras aquì Marilyn.

Si estuvieras aquì Marilyn
conmigo y a mi derecha
devolviendo las horas que tomamos
de un dìa de lluvia y de espera
pero te haz ido de pronto
llevàndote mis cuadernos
y cerràndome la boca
Si estuvieras aquì Marilyn
viendo lo que vemos ahora
dos marcianos las cabezas enormes
señal de inteligencia
vienen a enterrar a su muerto
su deseo enterrarse bajo tierra
se despiden y se marchan
hacen cabriolas en el aire
nos superan en tecnologìa
algùn dìa seremos como ellos
los chinos son nuestra esperanza
si estuvieras aquì Marilyn
conmigo y a corta distancia
sabrìas lo de los marcianos
sabrìas de mi desconsuelo
y del dolor que me producen
estos zapatos viejos.

Luis Màrquez Prado.

Poema: Tantas veces te he querido.

Tantas veces te he querido
que sumados hacen uno
eso a pesar del rìo camino a tu casa
cada vez màs caudaloso
por el calentamiento global quizàs
tantas veces te he querido
con este amor que escribe un poema entero
fijado en la pared de la noche
gracias a los rayos lasser
no importa si mañana sea el dìa en que te recuerde
no importa si somos dos por uno y defrente
lo que importa es la lìnea recta que nos une
la màs corta entre dos puntos
hasta que aparezca un sabio que descubra
otra aùn màs corta todavìa
pero mientras tanto vivamos juntos
esta verdad que aùn prevalece
y que hace que nuestro amor sea
de los màs reconocidos en el mundo
tanto te he querido tanto
que mi corazòn es visto a contraluz
y que me quiebro de continuo en la noche
al chocar sin darme cuenta
con el punto luminoso llamado pasiòn.

Luis Màrquez Prado.

Poema: Còmo saber lo que ella espera.

Còmo saber lo que ella espera
debajo de la pulsiòn crepuscular
debajo de los tersos anillos
que Saturno ha deshechado
màs allà de las esferas que languidecen
desmarcàndose del tiempo
ya nos hemos olvidado
de las horas de los años
sòlo prevalecen los minutos
que el pulso de mi amor ya va superando
oh las lunas desatadas
que en los caminos de noviembre
reconocen las horas demoradas
y el rincòn oscuro de la primera caricia
còmo saber lo que ella conmemora
ahora que mi llanto se vende
en la feria de agosto
ahora que mi Citizen se agita
disparando los minutos
que mi corazòn repite.

Luis Màrquez Prado.

domingo, 21 de septiembre de 2008

Poema: El cielo es negro como la noche

El cielo es negro como la noche
me dicen que de día es azul
la luna canta como las flores
muy pronto se ha de morir
yo sueño flor de temblores
y harina de otro costal
la noche se cubre de día
si no te encuentro me perderé
yo te espero de sobrenoche
ven con las flores de tu jardín
si vienes rayando mi sueño
ponle cuñas a mi pensamiento
yo te aseguro que esta noche
tendrás tu tiempo y un firmamento
guarda esta llave que es para ti
coge la vela y apártate del viento
suelta tu voz de leve sonrisa
y ponle cruces a mi silencio.

Luis Márquez Prado.

lunes, 15 de septiembre de 2008

Poema: Èramos tres a travès de la noche.

Éramos tres a travez de la noche
buscando la cicatriz de la tierra
la fiebre nos pisaba los talones
y apenas cabíamos en la luna.

Éramos tres descubriendo la noche
con un sueño tejido que nos equivocaba
y rompía botellas y acomodaba piedras
teníamos apenas dos soles y una estrella
un dolor rebotando con afán de balcones
pero se fue la noche dejándonos tan sólo
una pelota blanca y una esperanza rota.

Éramos tres muy lejos de la noche
con un vino de amor y de locura
con los ojos duros como diamantes
pidiéndole rebajas a la luna.

Éramos tres correteando a la noche
arrastrándonos junto a un viento seco
y sacándole chispas a la vida
pero la tierra se movió de pronto
y uno se murió y dejó de reirse.

Éramos dos luchando con la noche
yo era una guitarra y un carbón masticado
y el otro era una sombra que se perdió en la noche.

Éramos tres alumnos aplicados
éramos tres dibujando la tierra
éramos tres con la columna rota.

Luis Márquez Prado.

viernes, 5 de septiembre de 2008

Dolor de espina, revienta mi llanto. (Poema)

Yo tenía un sueño junto a mi memoria
con el rumor de la verbena y el color que me faltaba.
Mi sueño tenía dos ojos sujetos con imperdibles
y habitaba la mañana y encajaba diez palomas.
Yo tenía un sueño
que era jardín celeste y huracán dibujado,
pero era tu amor mi pena y el dolor que me mordía.
Mi pena trepaba mi sueño y en mi sueño se apuraba.
¿Dónde guardaré mi llanto si tus ojos guardan la mañana?
¡Dolor de espina, revienta mi llanto!

Luis Márquez Prado.

jueves, 4 de septiembre de 2008

Cuento: Mientras persistas en mi memoria...

Cada vez se me hacìa más claro que tendrìa que dejar mi pueblo. El cementerio se me iba haciendo más y más aburrido: ya solo quedaba un tonto afàn por asustar a la gente del pueblo, y eso a muchos les parecìa gracioso. Comencè a preferir mi estancia entre los vivos, al menos podìa jugar al billar con ellos; pero en algùn momento notè que los huesos se me entumecìan, que la lengua se me hacìa pesada. Ya sòlo soltaba monosìlabos alrededor de la mesa y mi nombre comenzò a hacerse extraño, la gente apenas me reconocìa y algunos mostraban abiertamente su desconfianza, como si no fuera parte de ellos. Entonces decidì hacer maletas y marcharme. Pero a dònde iba, no lo sabìa. Màs allà del rìo blanco sòlo encontrè noche y màs noche. Me fui acostumbrando; no era la noche tan incòmoda que digamos, pero pronto la inutilidad de mis ojos me hacìa creer que no los llevaba puestos. Se me hizo un tic el llevarne las manos continuamente a los ojos para ver si aùn los tenìa. Entonces comencè a extrañar mi pueblo, la mesa de billar, hasta que decidì volver; pero mi pueblo ya no estaba. Sòlo escontrè el cementerio..., pero encontrè tambièn un cierto recelo, un rencor, un resentimiento. Les oìa decir que habìa cambiado; como que me ponìa por encima de ellos. Pensè que era vano ir de acà para allà, y decidì quedarme. Ocupè el lugar que me correspondìa y me puse a cantar mis canciones. Pronto me di cuenta que se me toleraba, o quizà se me ignoraba, asì que ahì sentado en un rincòn me puse a recordar lo que alguna vez le dijera a ella: mientras persistas en mi memoria, existirà tu boca. Y ese pensamiento me traìa consuelo; quizà eso era lo que andaba buscando.

Luis Màrquez Prado.